Hace tiempo escribí un pequeño texto sobre lo que para mí
eran los viajes educativos:
“Viajar, es uno de los
aprendizajes más completos. Conocer otros países y ciudades, tomar conciencia
de lo grande que es el mundo y de cuántas personas habitan en él. Alejarnos de
nuestra casa, de nuestra ciudad y nuestra familia, aunque sea por unos días,
para echarla un poquito de menos y valorarla mejor. Tomar perspectiva y
distancia con los problemas que nos preocupan y darles su justa medida.
Buscarse un poco la vida y ganar autonomía y autosuficiencia. Abrir nuestras
miras más allá de lo que conocemos. Ganar tolerancia hacia otras culturas.
Aprender de lo que hacen en otros países mejor que nosotros y traérnoslo de
vuelta... Ese es para mí el verdadero aprendizaje de un viaje.... Y luego está todo
lo demás: los paisajes, museos, arte, actividades, la historia,....Que no es
poco!”
Y creo que no andaba muy descaminada porque he descubierto un
proverbio chino, seguramente muy antiguo, que dice lo siguiente: “El que vuelve de un viaje no es el mismo que el que se fue”
Y este proverbio me hizo recordar un libro que me gusta mucho
(os lo recomiendo) que se llama “Todo lo que hay que saber a los 7 años” de Donata Elschenbroich. Ed Destino. En
él nos plantea qué debería vivir, conocer, experimentar cualquier persona antes
de su primera década de vida. No son objetivos académicos, sino qué
experiencias deberíamos tener en nuestra mochila vivencial.
Voy a hacer mención a algunas que indica el libro:
- El Viaje: Darse cuenta de que la familia, los
padres se encuentran en otro entorno. Experimentar lo contrario: Comodidad
frente aventura, estar en casa frente a estar de viaje. Primeras nociones de
añoranza, migración, “albergue”, etc. Pasar una noche con otra familia. Entrar en
contacto con otras culturas familiares. Conocer otras costumbres familiares. Museo de curiosidades: el mensaje de las cosas.
Su antigüedad, su permanencia. Conocer un castillo. Tener la sensación de que
el mundo cambia. Saber que la abuela se crió de otra forma, o las personas de
otra época…
…Pero hay muchas más y muy interesantes.
Me llama la atención que este listado está pensado para niños
y niñas de hasta 7 años. Y pienso en la cantidad de alumnos que han llegado al
instituto y aún no las han vivido.
Por eso estoy convencida de que un viaje puede convertirse en
todo un proyecto educativo donde el alumnado pueda ser partícipe, no solo
durante el viaje, sino antes y después del él. Un viaje que le aportará un
bagaje vivencial inolvidable y en el que,
con un poco de planificación, podremos desarrollar innumerables facetas.
Un viaje puede ser un contexto idóneo para desarrollar los 8
tipos de inteligencia**
Un pequeño ejemplo para un grupo de primaria:
1.-Localizar en el
mapa a dónde van a ir y saberlo ubicar con respecto a su ciudad (si van
hacia el norte, o hacia el oeste….). Con ayuda de las nuevas tecnologías averiguar distancia que van a recorrer,
qué ruta en carretera, tren, o avión van a hacer, calcular el tiempo del trayecto, etc
2.- Conocer las características
climatológicas de la zona y el tiempo previsto para la fecha del
viaje. Saber si las noches son muy frías
o suaves. O si hará mucho sol y calor.
3. -Prever qué
necesitarán llevar en función del clima y las actividades que harán: Si
necesitarán protección solar, gorra, cantimplora, o chubasquero, botas y
calcetines gordos.
4.-Elaborar un listado
común de cosas imprescindibles y
otra lista de cosas útiles pero no del todo imprescindibles.
Pero esto es solo el principio… En próximos capítulos mucho más.
(**Inteligencias Múltiples de Howard Gardner)
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