15 de febrero de 2018

UN VIAJE, UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

Hoy os cuento un caso real:

 En un viaje de fin curso, iban juntas 3 clases (A, B y C). Aunque eran del mismo colegio,  no se conocían mucho entre ellos, o solo de vista. El viaje se convirtió en una oportunidad para establecer amistad con otros compañeros y sobre todo una “segunda oportunidad”

¿A qué me refiero con “segunda oportunidad"?

A la posibilidad de cambiar roles dentro de un grupo. Tener la oportunidad de salir de un posible encasillamiento y poder desarrollar otro “yo”.

Por eso, cuando se sale del contexto habitual, se convive con otras personas y se realizan actividades o se viven situaciones nuevas y en lugares distintos vemos como algunos roles se disuelven, y permite a muchos alumnos empoderarse y ganar confianza.

Entonces pasan cosas como que, aquel chico que parecía “invisible” destaca por la capacidad que muestra, por ejemplo, interpretando una brújula que le hace ganar una gymkana y el resto del equipo le hace la ola. Ver su cara lo dice todo. O aquella chica que, sentía que no “encajaba” con las compañeras de su clase, y que le ha tocado estar en otra habitación con otras alumnas, descubre que se siente muy bien y se da cuenta que quizá el problema no estaba en ella. O ese alumno, que parecía el “Bart Simpson” de la clase, siente que fuera de su zona de confort ya no es tan fuerte como creía y que a veces, todos necesitamos ayuda. Sentirse vulnerable también puede ser bueno. O cuando, en una actividad en la playa, un alumno no se atrevía a quitarse la camiseta, y otros dos compañeros le animaron, le hicieron ver que no tenía importancia y al final, se lo pasó en grande y superó su vergüenza inicial.

Podría contar tantas situaciones y anécdotas….


Por eso me gusta tanto esta frase de Airton Ortiz: “Somos el resultado de los libros que leemos, los viajes que hacemos y las personas que amamos” 

1 de febrero de 2018

EL VIAJE COMO PROYECTO EDUCATIVO



 Hace tiempo escribí un pequeño texto sobre lo que para mí eran los viajes educativos:

Viajar, es uno de los aprendizajes más completos. Conocer otros países y ciudades, tomar conciencia de lo grande que es el mundo y de cuántas personas habitan en él. Alejarnos de nuestra casa, de nuestra ciudad y nuestra familia, aunque sea por unos días, para echarla un poquito de menos y valorarla mejor. Tomar perspectiva y distancia con los problemas que nos preocupan y darles su justa medida. Buscarse un poco la vida y ganar autonomía y autosuficiencia. Abrir nuestras miras más allá de lo que conocemos. Ganar tolerancia hacia otras culturas. Aprender de lo que hacen en otros países mejor que nosotros y traérnoslo de vuelta... Ese es para mí el verdadero aprendizaje de un viaje.... Y luego está todo lo demás: los paisajes, museos, arte, actividades, la historia,....Que no es poco!”

Y creo que no andaba muy descaminada porque he descubierto un proverbio chino, seguramente muy antiguo, que dice lo siguiente: “El que vuelve de un viaje no es el mismo que el que se fue”

Y este proverbio me hizo recordar un libro que me gusta mucho (os lo recomiendo) que se llama “Todo lo que hay que saber a los 7 años” de Donata Elschenbroich. Ed Destino. En él nos plantea qué debería vivir, conocer, experimentar cualquier persona antes de su primera década de vida. No son objetivos académicos, sino qué experiencias deberíamos tener en nuestra mochila vivencial.
Voy a hacer mención a algunas que indica el libro:
-       El Viaje: Darse cuenta de que la familia, los padres se encuentran en otro entorno. Experimentar lo contrario: Comodidad frente aventura, estar en casa frente a estar de viaje. Primeras nociones de añoranza, migración, “albergue”, etc.  Pasar una noche con otra familia. Entrar en contacto con otras culturas familiares. Conocer otras costumbres familiares.  Museo de curiosidades: el mensaje de las cosas. Su antigüedad, su permanencia. Conocer un castillo. Tener la sensación de que el mundo cambia. Saber que la abuela se crió de otra forma, o las personas de otra época…
…Pero hay muchas más y muy interesantes.

Me llama la atención que este listado está pensado para niños y niñas de hasta 7 años. Y pienso en la cantidad de alumnos que han llegado al instituto y aún no las han vivido.

Por eso estoy convencida de que un viaje puede convertirse en todo un proyecto educativo donde el alumnado pueda ser partícipe, no solo durante el viaje, sino antes y después del él. Un viaje que le aportará un bagaje vivencial inolvidable y  en el que, con un poco de planificación, podremos desarrollar innumerables facetas.

Un viaje puede ser un contexto idóneo para desarrollar los 8 tipos de inteligencia**

Un pequeño ejemplo para un grupo de primaria:

1.-Localizar en el mapa a dónde van a ir y saberlo ubicar con respecto a su ciudad (si van hacia el norte, o hacia el oeste….). Con ayuda de las nuevas tecnologías averiguar distancia que van a recorrer, qué ruta en carretera, tren, o avión van a hacer, calcular el tiempo del trayecto, etc

2.- Conocer las características climatológicas de la zona y el tiempo previsto para la fecha del viaje.  Saber si las noches son muy frías o suaves. O si hará mucho sol y calor.

3. -Prever qué necesitarán llevar en función del clima y las actividades que harán: Si necesitarán protección solar, gorra, cantimplora, o chubasquero, botas y calcetines gordos.

4.-Elaborar un listado común de cosas imprescindibles y otra lista de cosas útiles pero no del todo imprescindibles.

Pero esto es solo el principio… En próximos capítulos mucho más.

(**Inteligencias Múltiples de Howard Gardner)