30 de noviembre de 2010

INSTINTO ANIMAL

El otro día estuve en el veterinario, para revisión de mi gato que había estado resfriado y ya de paso, para “pasarle la ITV”. Durante las 3 horas que estuve allí esperando, sin nada que hacer, tuve la ocasión de observar a todos los que por allí pasaron. Me llamó mucho la atención las conversaciones que entre nosotros se generaban, y que me recordaba las charlas entre padres en una sala de espera del pediatra: si eran buenos, si dormían mucho o no, si comían bien, que si cuanto tiempo tiene, sus juguetes favoritos… Es normal, una mascota se suele convertir en uno más de la familia. Pero lo que ya me hizo pensar, es como se relacionaban con sus mascotas. A estos animalitos los tenían en brazos casi todo el tiempo, los dejaban jugar buenos ratos y solo les llamaba la atención en casos concretos, los acariciaban constantemente, los mecían, los besaban, les hablaban con ternura cariño y con ese tonillo más fino que ponemos todos…Incluso algunos habían desarrollado una gran capacidad para “escuchar” las microseñales que expresaban sus mascotas e interpretarlas correctamente: “Cuando pone los ojillos así es que está asustado”. “Cuando pone las orejas así es que…”

De todas las personas que observé creo que ninguno se planteaba si todas esas expresiones de afecto hacia sus mascotas pudieran malcriar o pudiera ser incompatible con la disciplina y la buena educación del animalito. Todo lo contrario.

Lo más sorprendente es que un par de ellos venían con su hijo, y en ese tiempo, la comunicación, la interacción y las muestras de cariño fueron más hacia su perro que a su hijo, y con esto no quiero decir que lo quisera más, en una proporción de 5 a 1 (aproximadamente ya que no hice una medición, pero sería cuestión de hacerlo). ¿Pero por qué? ¿Quién fue a quien se le ocurrió decir que no fuéramos afectuosos con nuestros hijos?, ¿en qué momento se dijo que no abrazáramos “demasiado” a nuestros hijos? ¿En base a qué cuando todos los estudios actuales dicen lo contrario?

Pero ha quedado tan arraigado a nuestra cultura, a nuestro comportamiento, que así lo seguimos haciendo, y sin embargo nos permitimos ser más instintivos con nuestras mascotas, y sin saberlo lo hacemos mejor.

Quizá es hora de volver a hacerle caso a nuestro instinto y sentido común
Es hora de volver a escuchar a nuestros hijos y no escuchar tanto a los demás.

Tahiré

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14 de noviembre de 2010

"NO ES PAIS PARA NIÑOS..."

Recientemente ocurríó algo, que lejos de ser una mera anécdona, creo que es un claro ejemplo de por qué, hoy por hoy....
este "no es pais para niños"

Mi marido fué con nuestra hija a comprarle algo de ropa para el invierno, y fué a una conocida franquicia de ropa deportiva. Su sorpresa fué cuando el vigilante de seguridad le dijo que tenía que precintar el bolso con las cosas de la nena. El le explicó que en el bolso llevaba pañales, toallitas, agua, algo de comida y cosas que a lo largo de la compra nuestra hija iba poder necesitar y que tendría que quitar el precinto. El le dijo que no, que esas eran las órdenes y que tenía que cumplirlas. Mi marido dio media vuelta y se fué. Entiendo que cumpliera una orden, pero el responsable que la inventó, no tuvo en cuenta a los cientos de bebés y niños pequeños que pasan por esa tienda semanalmente, o no pensó una alternativa para estos casos, como enseñar el bolso a la salida, cosa que no me hubiera importado. Con este despiste de gestión, están excluyendo a muchas familias que vamos con un bolso lleno de cosas de bebés a todos lados. Y por razones económicas espero que se den cuenta pronto y lo corrijan a tiempo.

Esto es un grano más de una gran montaña de arena, donde las familias con bebés o niños pequeños nos sentimos excluidos, apartados: Casos en que en aeropuertos han tenido problemas para subir al avión con comida para bebés por motivos de "seguridad". Niños que parecen molestar en todos lados y los estamos mandando a callar constantemente porque la persona que tenemos al lado lo mira con mala cara ya sea en el autobús, en la cola del supermercado o en cualquier sitio...Constantes mensajes que envía la publicidad , los productos que se venden, que parecen creados para que los niños no nos molesten y nos dejen seguir viviendo a "nuestro ritmo", como si lo contrario fuera malo. Miles de restaurantes que no se pueden ni pisar porque en todos ellos está permitido fumar (los hosteleros deberían hacer cuentas de la cantidad de familias que irían a sus restaurantes si fueran libres de humo). Y lo más sorprendente, vecinos que se quejan si un hijo llora por la noche porque ha tenido una pesadilla o ha estado malito, pero luego se molesten si te quejas por que hacen ruido cada vez que montan una fiesta. Y a todo esto hay que añadir un triste y largo etcétera.

¿Cómo se sentirán lo niños con todo esto? Qué difícil tiene que ser llegar a un mundo y ver que no son bienvenidos.

Cuando las ciudades se queden sin niños, como ha pasado en tantos pueblos de España, nos preguntaremos en qué nos hemos equivocado, cuándo perdimos la sensibilidad por ellos y echaremos de menos, sus risas, sus lloros, sus trastadas y hasta sus mocos.

Pero por suerte, esto puede cambiar, y cada vez podemos encontrar más actividades y lugares para las familias, donde bebés y niños son bienvenidos..

Tahiré Eyras Jiménez

Teléfono 633641748
e-mail: masajeinfantilmalaga@yahoo.es
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