28 de octubre de 2010

MIEDO BUENO vs MIEDO MALO...MUY MALO.

Se acercan las fiestas de Halloween, y ahora todos los cines están plagados de películas de terror, en la TV también hacen programas especiales, las tiendas y sobre todos bazares se llenan de disfraces y decoración con calabazas, brujas y fantasmas y hasta en los colegios...y lo más sorprendente, hasta en las escuelas infantiles (de 0 a 3 años) se organizan fiestas con mucho mieeeeedo.
¿Pero sabemos qué es el miedo? ¿Cuál es su mecanismo?
Antes de continuar con este artículo os invito a leer la definición de miedo de la wikipedia (pincha aquí).

Por tanto, podemos diferenciar, el miedo adaptativo asociado a la supervivencia y al que llamaré MIEDO BUENO. Este miedo "bueno", irá cambiando en las diferentes etapas del desarrollo, y le permitirá al niño detectar las señales ante peligros verdaderos y reaccionar. Nuestro hijo podrá evitar montarse en la furgoneta del primer desconocido que se lo diga, meterse en un agujero estrecho y oscuro donde pueda quedar atrapado, evitar ciertos animales que le puedan resultar amenazantes, o que quiera salir volando por la ventana como Superman, o tirarse a una piscina por la parte onda sin saber nadar. En definitiva entre temerario y temeroso hay un término medio y sano. Creo que este miedo bueno no debe ser sobrealimentado, para no llegar a extremos en los que el niño no quiera relacionarse con nadie más que con sus padres, o sufra pánico por cruzarse con un cariñoso y bien amaestrado perrito.

Pero por otro lado tenemos el miedo irracional, al que llamaré MIEDO MALO, y del que tendremos que estar pendientes sobre todo este fin de semana. Este es el miedo a los fantasmas, al coco, al monstruo del armario, a la bruja mala malísima del cuento, o al hombre del saco que quiere hacer zurrapa contigo...Es un miedo a lo inexistente. Por eso, debemos tener cuidado con lo que hacemos en Halloween, valorar en qué etapa de desarrollo está el niño y cómo percibe y entiende el mundo que rodea a esa edad.

En la etapa de  0 a 2 años, los niños están en la etapa sensoriomotora en el que normalmente aún no tienen desarrollado la permanencia de los objetos (pincha aquí ) Entonces, si nos ponemos una máscara, aunque sea delante de nuestro hijo, no va a entender que somos nosotros, percibirá que de pronto hemos desaparecido y ha aparecido un monstruo delante de él y se puede asustar....y mucho.

A partir de los 3 años, su imaginación está a plena potencia y todo lo que vean por la tele, el cine, los cuentos, a través de la cultura popular (como el coco), o personas disfrazadas puede impactarle mucho. Además a esta edad no diferencian bien la realidad y la ficción y esto hace que, cruzarse por la calle con la bruja mala pueda convertirse en una experiencia aterradora porque puede pensar que es real, y el miedo que sentirá podría ser equiparable a si nosotros adultos sufriéramos un atraco a mano armada.

Por eso, es muy importante evitar los sustos y las bromas y preparar al niño si nos encontramos con una situación inevitable. En estos casos podemos darle la mano o cogerlo en brazos, proporcionarle seguridad y protección y hacerle ver la diferencia entre la realidad y la ficción.

Para mi opinión, el miedo MALO, es miedo gratuito, innecesario y que puede causar inseguridad y puede tener consecuencias como volver a mojar la cama, pesadillas, insomnio o reacciones inadecuadas a situaciones normales. Una angustia de sobra para un niño que ya tiene suficiente con adaptarse a la sociedad en la que vivimos.

"A Maria y sus familia"

Tahiré Eyras Jiménez

11 de octubre de 2010

¿NOS DESPERTAMOS CON UNA SONRISA?

Como ya me ha pasado más veces, voy leyendo cosas y luego de repente las enlazo y me surge una idea. Otras veces el efecto es que aparecen más preguntas, lo que me lleva a seguir buscando y leyendo. De esta manera fué cuando me encontré con el artículo "efecto camaleón" del blog Somos Primates y me acordé del emocionante cortometraje que vi hace unos meses :"Validation".

Y después de leer y ver estos dos enlaces me puse a pensar que, a veces, desde que nos despertamos le "exigimos" a nuestros hijos que estén de buen humor, que no se pongan penosos, que tengan buena disposición, que "no nos den la mañana" y nos quejamos si han tenido un "día malo". Pero ¿cómo nos hemos despertado nosotros? ¿cómo le hemos planteado ese día a ellos? ¿Con prisas, estrés, estando nosotros de mal humor?.....Y si a esto le añadimos que tal como está planteado el ritmo de vida en nuestra sociedad, empeora las cosas...¿Cuál el efecto que conseguimos? Bueno, ya he lanzado muchas preguntas al aire. Nosotros, como adultos, podemos hacer cambios en nuestro actitud de forma consciente. Podemos probar durante 21 días a despertarnos con una sonrisa e intentar contagiarla a todos los que nos rodean, a empezar la mañana de forma positiva (y no hace falta tomar cereales con fibra la noche anterior ¿eh?) ¿Y por qué 21 dias? Porque como decía William James, son los días necesarios para que un comportamiento se convierta en hábito, aunque esto puede ser flexible.


5 de octubre de 2010

MECER PARA CRECER


NORMALMENTE…¿PARA QUÉ MECEMOS A NUESTROS BEBÉS?

-Para dormirlos.
-Para calmarlos y equilibrarlos.
-Para jugar y pasar un rato divertido.

Los beneficios de mecer a un bebé se plantean desde muy diferentes ámbitos:

Psicológico
Neurocientífico
Educativo
Médico…

...Pero encontramos prácticamente unanimidad en afirmar que es bueno

BENEFICIOS FÍSICOS:

-Desarrollo de los sistemas vestibular, táctil y propioceptivo
(muy importante para su equilibrio y coordinación)
-Regula la función neurológica: Ordena su cerebro.
-Estimulación gastrointestinal.
-Equilibra el ritmo cardiaco.
-Regula el sueño y la respiración

BENEFICIOS PSICOLÓGICOS Y EMOCIONALES:

-Proporciona seguridad.
-Fomenta la comunicación y el desarrollo del vínculo.
-Desarrollo social y emocional.
-Tranquiliza: recuerda los balanceos en el vientre materno.
-Sensación de confort y bienestar.

MECER A LOS BEBÉS, ¿ES ALGO INSTINTIVO O CULTURAL?

Pues el hecho de coger a los bebés en brazos, se puede considerar instintivo, ya que somos animales de acarreo dentro del grupo de los mamíferos. Pero la forma, la postura para acunarlos puede cambiar en función de la cultura a la que pertenezcamos. Solemos imitar los movimientos que vemos en otros, y lo mismo hacemos al mecer, aunque luego puede ser que lo adaptemos a nuestra comodidad y la del bebé. Como ya comenté en otro artículo, hay una forma de mecer que Vimala McClure en su libro “Masaje infantil” llama Balanceo Hindú. Este balanceo se hace con el bebé boca abajo de forma transversal y sobre las piernas de la madre. Y sin embargo, en nuestra ciudad esta forma de mecer llamaría la atención a más de uno.

CURIOSIDADES

Otra cosa interesante es que el 70%-85% somos levoacunadores…¿Qué quiere decir esto? Que cuando acunamos a un bebé lo hacemos apoyando su cabecita sobre nuestro brazo izquierdo. Este hecho llamó la atención de los científicos. En el 2002 Sieratzki y Woll y en el 2004 Victoria Bourne y Brenda Todd publicaron los resultados de sus estudios. (recomiendo leer el articulo de este enlace) Por lo que hasta ahora se sabe, acunamos hacia el lado izquierdo porque nuestra área emocional la tenemos normalmente en el lado derecho del cerebro. De esta forma toda la información, sobre todo visual y auditiva, que nos llega del lado izquierdo llega directamente a nuestro lado derecho del cerebro. De esta forma favorecemos la comunicación afectiva con el bebé que tenemos en brazos. ¿Y qué pasa con los que acunan hacia el lado derecho? No todos tenemos nuestro lado emocional en el mismo lado. A través de un test se puede valorar la lateralidad de nuestras emociones (¿como suena eso, verdad?)

DIFERENTES FORMAS DE MECER

Cada forma de mecer tiene ritmos, posturas y movimientos diferentes.
Pros y contras de cada una: Por ejemplo, tener al bebé boca abajo, les relaja mucho y sobre todo les estimula el sistema digestivo facilitando la expulsión de gases o en caso de estreñimiento. Como desventaja, es que no facilita el contacto visual con el bebé aunque la comunicación a través del tacto y la voz pueden estar presentes en todo momento.
En general a los bebés les gusta los ritmos suaves y constantes, y el movimiento puede ser de izquierda a derecha, de adelante hacia atrás, de arriba abajo...

Y lo más importante a la hora de mecer…..es DISFRUTAR con vuestro bebé en brazos, un ritmo suave, respirando profundamente, cantándole, hablándole…

UN GRAN REGALO PARA LOS DOS